Honda considera que la quinta generación de telecomunicaciones o 5G, traerá consigo una profunda transformación de la calidad de vida, de la seguridad de conductores, pasajeros y peatones. Tecnologías de asistencia a la conducción como cámaras, sensores, pantallas, entre otras, llevan unos cuantos años acompañándonos; pero algo como la movilidad autónoma seguía resistiéndose a hacerse una realidad tangible. Sin embargo, esto está a punto de cambiar radicalmente gracias al gran salto que facilitará esta tecnología.
A pesar de su nombre, el vehículo autónomo no funciona solo. La propia idea de conducción inteligente y las soluciones de administración del tráfico del futuro están basadas en la conectividad de todos los vehículos y demás agentes presentes en el camino, como los peatones. Estos nuevos sistemas de gestión permitirán abordar algunos de los más graves problemas de las sociedades avanzadas: la congestión del tráfico en las grandes ciudades, la escasez de lugares de estacionamiento entre otras cosas que hacen que viajar en automóvil se haya vuelto frustrante.
Todas las tecnologías de conducción autónoma que se han puesto a prueba hasta ahora utilizan las redes 4G locales, una opción que evita que la información tenga que llegar desde un servidor situado a cientos de kilómetros de distancia, y el desfase temporal que afectaría la precisión. Esto ha permitido crear sistemas con una cierta autonomía, que procesan la información localmente y, por ejemplo, toman decisiones en cada cruce según las señales que emiten los demás vehículos y las infraestructuras de tráfico presentes en ese mismo lugar.
Sin embargo, el verdadero potencial de la conducción autónoma no podrá explotarse hasta que los vehículos conectados sean capaces de “pensar” desde la nube. Esto haría posible coordinar la circulación de todos los vehículos que están desplazándose en una determinada zona, de modo que todos ellos pudieran tomar decisiones en las que no sólo un cruce, se tomara en cuenta sino toda la zona. En agosto del presente año, Honda reveló que los malos hábitos en la conducción son la principal causa de accidentes viales. Mientras que en el 2016 CESVI determinó que en México el 90% de los accidentes son causados por el factor humano; volviéndose el principal objetico de la conducción autónoma hacer que las ciudades y carreteras sean mucho más seguras.
Esto es precisamente lo que el despliegue de las redes 5G hará posible. La nueva generación de tecnologías y estándares de comunicación inalámbrica, la infraestructura que utiliza un teléfono móvil para conectarse a Internet esté en el lugar que sea, aumentará la capacidad de las redes (más dispositivos podrán conectarse al mismo tiempo) y reducirá significativamente retardos de red (el tiempo que tarda la infraestructura en enviar la información necesaria para que se tomen decisiones).
Según el estándar oficial aprobado por la 3GPP, la organización internacional que rige los estándares de comunicación móvil, las redes 5G prometen una velocidad de descarga entre 10 y 20 veces más rápida que la actual, y una reducción de la latencia de red de entre 1 y 2 milisegundos. Si bien esto no parece para nada significativo si se trata de recibir un gif por mensaje, esta diferencia en la instantaneidad de las comunicaciones es clave para poder coordinar de manera precisa y segura el caótico tráfico de una gran ciudad.
Otro aspecto clave es el significativo aumento de la capacidad de las redes para soportar un mayor número de dispositivos conectados simultáneamente, fundamental si tenemos en cuenta que el futuro de la movilidad empieza por colocar una tarjeta SIM en todos los vehículos, drones, semáforos, o cualquier elemento vial que pueda ser coordinado.
En un futuro no muy lejano, nuestras ciudades se llenarán de vehículos capaces de conducirse solos sin necesidad de un volante, controlados por sistemas automatizados que tomarán decisiones basadas en el cruce de grandes cantidades de datos en la nube, procedentes de todos los vehículos, semáforos y peatones de una ciudad o región. Más allá de la seguridad, la comodidad y la eficiencia de los desplazamientos que se derivaría, esta sistematización del cruce de datos significaría un importante ahorro de energía, emisiones y accidentes a gran escala.
Para Honda, la llegada de la movilidad autónoma no significa el fin del placer de conducir, sino más bien lo contrario. Los conductores, liberados de la responsabilidad de manejar el vehículo y salvaguardar la seguridad de todos sus ocupantes, podrán escoger los momentos en los que quieran experimentar la emoción de conducir manualmente.
En Honda, la movilidad del futuro gira alrededor de cuatro ideas clave: conducción conectada, autónoma, compartida y eléctrica (CASE, por sus siglas en inglés). Una de las líneas de investigación de Honda en este sentido es el sistema Augmented Driving, que ofrece más de ocho modos de conducción entre el manual y el totalmente autónomo. Simplemente apretando un botón, el conductor puede cambiar de un modo a otro, y además varios sensores instalados en el vehículo se ocupan de predecir los impulsos de curiosidad y las intenciones del conductor para facilitar una experiencia de conducción intuitiva.
Parte de esta tecnología, que pretende explorar nuevas maneras de conducir, es el nuevo volante inteligente, presentado en enero durante el CES 2020. Dando dos palmadas al volante, el automóvil se pone en marcha; tirando de él, se activan los frenos, y empujándolo, el conductor “pisa” el acelerador.
Honda está preparado para acompañar a la humanidad en esta revolución de la movilidad conectada que traerá un gran salto en seguridad, eficiencia y sostenibilidad vial, junto con mayor calidad de vida libre de frustraciones.