La tecnología automotriz es un área de rápido crecimiento debido a la amplia generación de conocimiento que se refleja en los grandes avances de la tecnología informática y de la electrónica, aplicados al diseño de los diversos sistemas que constituyen un vehículo de motor.
Lo que hace tiempo parecería un tema de ciencia ficción, como imaginar un automóvil capaz de conducirse sin la intervención de un conductor humano, hoy es un hecho apegado a la realidad.
Formalmente, se considera autónomo, al vehículo que puede funcionar sin el control activo y la supervisión continua de un ser humano, es decir, que no es necesario un conductor que controle los virajes, la aceleración ni los frenos.
Los vehículos autónomos son capaces de percibir el entorno que lo rodea y, en base al análisis del mismo, aplicar técnicas de conducción. En esto, sus ocupantes pueden elegir el destino al que se dirija el vehículo, pero no es necesario que tomen ningún tipo de acción sobre la conducción. Para ello se sirve de tecnologías como el radar, láser, visión computarizada por cámaras y sistemas de posicionamiento global como el GPS.
Todo esto supone una importante captación de información del entorno; se puede identificar la ruta, pero también se pueden interpretar las señales de tráfico y reconocer obstáculos a través de algoritmos de redes informáticas que analizan correctamente la situación actual. Las cámaras y radares de largo y corto alcance sirven para detectar el movimiento de objetos; si la red informática del vehículo identifica una situación potencialmente peligrosa, alerta al sistema de conducción para accionar una maniobra de reducción de velocidad o de evasión de obstáculo, previniendo cualquier posibilidad de accidente. Todas las cámaras y sensores están intercomunicados bajo una red para permitir que el automóvil responda activamente al peligro, intercambiando y analizando información.
La clave de esta tecnología es fusionar los datos de todos los sensores para predecir tales situaciones de antemano y que el sistema de control tome las decisiones de navegación. El sistema es capaz de encontrar el camino óptimo hacia su destino sin obstáculos en la carretera a través de su mapa interno; una vez que se selecciona la mejor ruta, se envían comandos a cada actuador del sistema para controlar la dirección y el frenado.
Dado que diferentes fabricantes se encuentran ofreciendo soluciones comerciales en este rubro, la evolución es constante en esta tecnología. Debido a ello, SAE, también conocida como la Sociedad de Ingenieros Automotrices, ha identificado 5 niveles de autonomía, bajo los que se puede catalogar un vehículo y que son los siguientes:
- Sin automatización. El conductor tiene pleno control del vehículo.
- Automatización de funciones específicas. Una función asiste al conductor (Control Electrónico de la Estabilidad o Tecnología de Asistencia al Frenado).
- Automatización de funciones combinadas. Dos funciones están concebidas para funcionar juntas en determinadas circunstancias, por ejemplo, la función de Control Adaptado de Velocidad de Crucero con la función Mantener Carril.
- Automatización Limitada de la Conducción. Permite al conductor abandonar el control del auto en determinadas condiciones, con sensores que señalan la necesidad de que el conductor retome el control.
- Automatización Total de la Conducción. El vehículo lleva a cabo todas las funciones de conducción y supervisa las condiciones de la ruta, sin intervención humana.
Sin duda, los vehículos autónomos continuaran su evolución para incrementar la seguridad del transporte sin intervención humana, convirtiéndose en una de las mega tendencias actuales y que aspira a convertirse en el futuro de la conducción.