Un día como hoy, 4 de octubre de 1971, dejaba de existir una de las voces más reconocibles en la historia del rock, moría de 27 años Janis Joplin, de una sobredosis de heroína.
Joplin era dueña de un Porsche 356, que ha estado expuesto durante décadas en el Salón de la Fama del Rock n Roll ubicado en Cleveland, Estados Unidos, pero fue subastado en 1.8 millones de dólares cuando solo se esperaban 600 mil por él.
Este modelo Porsche 356C Cabriolet de 1964 perteneció a la intensa, desgarradora y legendaria cantante Janis Joplin durante los últimos años de su vida y, además de su valor como automóvil y como objeto de colección por haber pertenecido a quien perteneció, tiene el valor añadido de estar totalmente decorado con pinturas al más puro estilo psicodélico de la época, con las mismas mariposas y medusas que decoraron algunas de sus portadas más famosas.
El coche era del año 1965, y fue comprado a un concesionario Porsche de Beverly Hills por 3,500 dólares, de segunda mano. El coche era de color blanco, algo que no le gustaba nada a Janis. Así que habló con uno de sus técnicos, Dave Richards, de la banada Big Brother and The Holding Company, para un nuevo trabajo de pintura. El resultado salta a los ojos, pura psicodelia, puro espíritu libre de los años 60. Janis amaba su Porsche, cubierto de motivos florales, espaciales y psicodélicos, y de hecho ha aparecido en varias imágenes posando con el mismo.
Aquí un curioso detalle de su canción Mercedes-Benz:
Oh Lord, won’t you buy me a Mercedes-Benz?
My friends all drive Porsches, I must make amends.
Worked hard all my lifetime, no help from my friends,
So Lord, won’t you buy me a Mercedes-Benz?
Al final Janis Joplin pudo tener su Porche 356, considerado un símbolo de estátus en la época. Aunque el 911 acababa de ser lanzado, el 356 aún era por el entonces un modelo más popular en Estados Unidos. En una ocasión el 356 fue robado – era un coche realmente llamativo y único – y pintado de gris, pero se pudo recuperar y la pintura personalizada se pudo restaurar. Los fans solían dejar notas en sus limpiaparabrisas, sabiendo a quién pertenecía: ver este 356 implicaba que Janis Joplin estaba cerca.
Era precisamente el coche que estaba aparcado en el Landmark Motor Hotel aquella fatídica tarde de octubre.