El fabricante nipón de vehículos Toyota Motor obtuvo un beneficio neto de 1,17 billones de yenes (7,960 millones de euros) entre abril y septiembre, primer semestre del año fiscal japonés, lo que supone un descenso interanual del 23.2%, según anunció hoy la compañía.
El fabricante con sede en Aichi (centro de Japón) obtuvo un beneficio operativo de 1,14 billones de yenes (7.755 millones de euros), una caída del 34,7 % respecto al mismo semestre de 2021.
Su facturación por ventas creció, en cambio, un 14,4 % interanual, hasta los 17,7 billones de yenes (120.430 millones de euros), según los resultados financieros presentados este martes por la empresa automovilística.
El director financiero de Toyota, Kenta Kon, explicó que estos resultados se deben a los “dramáticos cambios” que afectan al sector del motor y a la economía en general, durante una rueda de prensa.
Entre ellos destacó “el encarecimiento de las materias primas y la energía, las subidas de tipos de interés, las rápidas fluctuaciones en los mercados de divisas y los prolongados problemas en la cadena de suministro”.
En este contexto, el líder mundial del motor por volumen de ventas continúo afrontando “restricciones en su producción”, y sacó al mercado en el primer semestre 4,11 millones de unidades de vehículos, un 4,5 % más que el año precedente.
Entre abril y septiembre, Toyota comercializó 4,15 millones de vehículos en todo el mundo, lo que supone un 1,6 % más que el mismo semestre del año anterior, y gracias principalmente al aumento de sus ventas en Asia excluyendo a Japón.
No obstante, en Norteamérica y en territorio japonés, principales mercados del gigante nipón, sus ventas retrocedieron un 2,9 % y un 8 % respectivamente.
Uno de los factores que más impacto tuvieron en los resultados de Toyota fue la aguda depreciación del yen frente al dólar -de casi un 30 % en lo que va de año-, al euro y a otras divisas.
El efecto positivo de estas fluctuaciones en el beneficio operativo de Toyota fue de 565.000 millones de yenes (3.842 millones de euros), debido al incremento de las ganancias de la empresa al repatriarlas y convertirlas a yenes.
La otra cara de la moneda fue el incremento del coste de las materias primas, acentuado por la debilidad del yen, responsable de una anotación negativa de 765.000 millones de yenes (5.202 millones de euros) en sus cuentas semestrales, según explicó Toyota.
La empresa decidió mantener sus estimaciones de resultados para todo el año fiscal en curso (que concluirá a finales de marzo de 2023) publicadas el pasado agosto, aunque considera que es “muy difícil” prever la evolución del mercado en los próximos seis meses dados los “rápidos cambios” que se están produciendo.
Toyota prevé embolsarse un beneficio neto anual de 2,36 billones de yenes (16.055 millones de euros), lo que supondría un 17,2 % menos que el ejercicio precedente.
Sus estimaciones apuntan a un descenso de su beneficio operativo del 19,9 %, hasta los 2,4 billones de yenes (16.327 millones de euros), así como a un incremento del 14,7 % de su facturación, hasta los 36 billones de yenes (244.872 millones de euros).
La empresa también recortó en medio millón de vehículos su estimación de producción para el presente ejercicio, hasta los 9,2 millones de unidades.
“Será difícil que podamos lograr recuperar nuestro nivel de producción en un solo año”, dijo Kon, quien a los antes citados obstáculos coyunturales añadió otros “eventos inesperados” que han sucedido este año como las restricciones por el coronavirus en China o las inundaciones en Sudáfrica.
Las acciones de Toyota Motor terminaron la jornada en la Bolsa de Tokio con una caída del 2,4 %, tras la presentación de sus resultados financieros.