La segunda mitad del presente año, será fundamental para el desarrollo del parque vehicular eléctrico en el mercado más importante del mundo.
Tesla es la marca que todos conocemos como emblema de los automóviles eléctricos, pero el futuro de la compañía está ampliamente comprometido por las enormes pérdidas que han manifestado sus estados de resultados, en cambio, existen marcas en el mercado local de China que, gracias al aprendizaje de sus contrapartes occidentales, y en buena medida, a que el gobierno impuso una regla de 50% de coparticipación de firmas locales a cualquier jugador del sector, podrían perfilarse como jugadores de alta envergadura a nivel mundial.

En teoría, la inversión del magnate Elon Musk de Tesla, en la primera planta fuera de los Estados Unidos, cuya inversión oscila en los 5 mil millones de dólares e incrementará la producción en 500 mil vehículos anuales en un lapso de tres años, es por demás la mayor apuesta hacia este sector que nuevamente está cambiando de paradigma.
La clase acomodada de China, tomó la decisión de movilizarse en vehículos eléctricos, situación que cambia por completo las reglas del juego y que coloca, a los fabricantes de autos a gasolina, en una situación que hoy en día ya no es “cool”.
Los jugadores locales, literalmente se han puesto las pilas para escalar posiciones y dominar el mercado que crece a razón de 100% año por año, alcanzando ventas en el año 2018 por un total de 1.26 millones de unidades.
Para tener el contexto completo, “el año pasado, las ventas de vehículos a combustión, retrocedieron un 5,8%, hasta los 22,4 millones de unidades, y el primer trimestre de 2019 agudizaron su caída—, los fabricantes locales se han volcado en los vehículos eléctricos. El auge de este segmento —en 2018 creció un 62%, hasta 1,26 millones de unidades— representa una oportunidad para la industria”, explica Liu Jing, profesor de la Cheung Kong Graduate School of Business.
“Además, el Gobierno ha dejado claro que la electrificación del transporte es una prioridad. Como muchas de las empresas son de titularidad estatal o tienen participación pública, están en la obligación de trabajar para lograr ese objetivo”, añade.
El Partido Comunista espera que China fabrique dos millones de vehículos no contaminantes en 2020, y que estos supongan el 25% de las ventas en 2025. “Las subvenciones aún son generosas —se reducirán en junio—, y han logrado que se haya construido la gran red de electrolineras para que el público los considere una alternativa atractiva”, señala Wang Dajun, director ejecutivo de la Comisión Municipal de Transporte de Shanghái, con 200.000 puntos de carga.
De los competidores de Tesla en el mercado local, los jugadores que más destacan, son:
NIO
Es el fabricante chino que más se acerca al modelo de negocios creado por Tesla. El ES8, una camioneta recreativa (SUV) de siete plazas, se ha convertido en uno de los coches de moda en su nicho de mercado y es uno de los tres modelos elegidos para participar en el programa piloto de Shanghái para vehículos autónomos. Una versión que no requiere conductor se mueve constantemente por los 30 kilómetros de calles que Shanghái ha abierto para experimentar con estos nuevos vehículos, en los que China quiere llevar la voz cantante. “El futuro es eléctrico y autónomo”, sentenció el presidente de la empresa, Qin Lihong, durante la ceremonia de inauguración de la zona piloto. Si sus previsiones se cumplen, en 2019 la marca habrá vendido más de 12.000 unidades, muy cerca ya de la cifra mencionada de autos Tesla.
BYD
Esta marca es emblemática en términos de movilidad eléctrica en camiones de pasajeros. Es uno de los jugadores con más capital para dominar el mercado chino. Recientemente, pusieron en circulación un automóvil denominado Tang.
El nuevo Tang, promocionado por Leonardo DiCaprio, es una camioneta que cuenta con algunas de las prestaciones que introdujo Tesla, como una gigantesca pantalla multifunción y conexión 4.5G. Pasa de cero a cien kilómetros por hora en 4,9 segundos, una operación que impresiona por el silencio con el que se lleva a cabo, y añade también un sistema para estacionarse por control remoto con un mando que resulta un poco rudimentario pero que cumple su función y que también se puede utilizar para llamar al coche. Estaríamos viendo el sueño de James Bond hecho realidad.
Lo importante es que esta camioneta tiene un valor de mercado de 600 mil pesos mexicano, 300,000 yuanes chinos.
Por si fuera poco, Pekín quiere que todos los vehículos que se vendan en 2030 sean de cero emisiones. Este impulso gubernamental es crítico para el desarrollo de la tecnología y para la creación de la economía de escala que permita reducir los precios y hacerlos competitivos frente a los de los automóviles de combustión.
Qiantu
A esta firma, poco le importa el precio de sus automóviles, puesto que ha apuntado sus cañones hacia el mercado más pudiente de China. Su vehículo insignia es el K50.
Sus 300 kw de potencia y 600 Nm de torque le permiten acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en solo cuatro segundos y moverse con gran agilidad. Además, dispone de una autonomía de 300 kilómetros, y, con una electrolinera de carga rápida, la batería está lista en una hora.
El precio de este deportivo es de 2 millones de pesos, pero rompe el paradigma de que los autos eléctricos no pueden competir en prestaciones contra los impulsados con gasolina o diésel.
Las empresas chinas no solo se dirigen al público más acaudalado, sino que abren el abanico de esta tecnología con el fin de hacerla asequible a la mayoría de clientes y acercarse así, al ideal que nunca se alcanzaría con los Tesla: lograr la electrificación total del transporte privado.